martes, mayo 02, 2017

¿SABÍAS QUE LOS GANCHITOS SE CREARON GRACIAS A LA SEGUNDA GUERRA MUNDIAL?





Bien, amigos, recuperamos la normalidad después de estos tres días de fiesta. Estos días estoy muy ocupado con el libro que estoy escribiendo, además de los artículos que me ha encargado una revista de Historia, y con la planificación de mi próximo título, pero aun así no quiero descuidar el blog, así que vamos allá con una de esas entradas curiosas.

Este post os puede servir para marcaros un tanto cuando estéis con los amigos. En el momento que alguien abra una bolsa de ganchitos, podéis tomar la palabra y decir "por cierto... ¿sabíais que los ganchitos se crearon gracias a la Segunda Guerra Mundial?".

Naturalmente, las conversaciones se detendrán, las miradas se centrarán expectantes en vosotros y, después de unos segundos de silencio dramático, tendréis que dar la oportuna explicación. Ahí va, aprendérosla.


La Segunda Guerra Mundial supuso un paso de gigante en el ámbito de la comida procesada, y el queso no sería una excepción.

Durante la Primera Guerra Mundial, el ejército norteamericano consumió veinticinco millones de latas de queso Kraft. Este queso había sido procesado con sales emulsionantes para poder soportar el calor, sin que la grasa se licuase. Ese éxito llevó a que, durante la Segunda Guerra Mundial, el ejército recurriese al queso como uno de los alimentos fundamentales de la dieta del soldado. Sólo en 1944, el Cuerpo de Intendencia compró también a Kraft una 50.000 toneladas de queso cheddar de Wisconsin, además de 227 toneladas de queso de untar para completar las raciones K, o de combate.



Al igual que sucedía con las patatas o los huevos, también se procedió a la deshidratación del queso; sin embargo, en este caso los resultados no serían tan rápidos ni eficientes. Por su alto contenido graso, resultaba imposible deshidratarlo, ya que el calor fundía la grasa, hasta que en 1943 se inventó una técnica que permitía obtener queso en polvo; primero se secaba a bajas temperaturas, endureciendo las proteínas para que impidieran a las grasas escapar a través de ellas, lo que permitía luego deshidratarlo a una temperatura superior. Aun así, a la hora de consumirlo, no era posible hidratarlo para que recuperase su estado original, por lo que el queso tratado de este modo no tendría una gran aceptación.

El queso en polvo se utilizaría, prensado en pastillas, como ración de emergencia en lugares en donde fuera difícil conservar el queso natural, como en los trópicos.

Al finalizar la guerra, el ejército norteamericano se encontró con montañas de queso en polvo, que decidió venderlas a muy bajo precio. La atractiva oferta no tuvo mucha demanda, ya que ninguna empresa sabía qué hacer con ese queso deshidratado, excepto la Frito Company, que sí advirtió las posibilidades del nuevo producto.

En 1948, esta empresa puso a la venta el primer aperitivo con sabor a queso; después de mezclar harina de maíz con agua, hincharla y freirla, se barnizaba con ese queso deshidratado de color naranja que tenía una natural tendencia a quedar pegado a los dedos.

Habían nacido los populares Cheetos:






A partir de entonces, el queso deshidratado nacido en la Segunda Guerra Mundial se convertiría en un ingrediente fundamental de ganchitos, bolitas, galletitas saladas y demás aperitivos, así como de otros muchos productos precocinados, como macarrones o pizzas.

Así que ya lo sabéis, ahora ya podéis haceros los enterados la próxima vez que alguien abra una bolsa de ganchitos...


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